Se renuevan 100 bancas del Senado y la Cámara de Representantes en pleno. Además, eligen 37 gobernadores. Es un referendo sobre las políticas del actual gobierno demócrata. Los republicanos son favoritos.
Millones de estadounidenses votan hoy para renovar totalmente la Cámara de Representantes (diputados) y parte del Senado y elegirr gobernadores y otros puestos estatales y locales, en unos comicios en los que se augura un giro a la derecha y una victoria de la oposición.

Hasta ahora, la jornada ha transcurrido sin incidentes en todo el país, tras una larga y agria campaña que ha costado unos 4.000 millones de dólares. Los primeros centros de votación abrieron a las 7 de Argentina y los últimos en cerrar serán los de Hawai y Alaska, a la 1 de la madrugada del miércoles.

Se espera que la intensa campaña de movilización de demócratas y republicanos atraiga a unos 90 millones de los 218 millones con derecho a voto a las urnas, lo que representaría una participación récord de algo más del 41 por ciento para unas legislativas.

Además, 14 millones de estadounidenses entregaron su voto por adelantado, entre ellos el presidente Barack Obama, quien votó por correo y ayer señaló que los resultados de las elecciones «tendrán un impacto en las décadas venideras».

Determinado a que la derrota que le auguran en las elecciones sea menor a la esperada, en los últimos 15 días Obama recorrió 20 Estados, asistió a unos 30 actos electorales, participó en múltiples eventos para recaudar fondos, otorgó decenas de entrevistas y envió e-mails llamando a la base demócrata a salir a votar. «Si me quejo porque estoy cansado no me hagan caso», ordenó el presidente norteamericano a uno de sus asesores.

Su hiperactividad es justificada. Las elecciones se han transformado en un verdadero referéndum sobre sus dos primeros años en la Casa Blanca. Y ayer nadie se preguntaba en Washington si el oficialismo perderá, sino por cuánto.

De acuerdo al último sondeo de opinión de Gallup, un 55% de los estadounidenses votan por un candidato republicano mientras que sólo el 40% lo hace por un demócrata.

Si este pronóstico es correcto, los republicanos podrían obtener el doble de las 39 bancas que necesitan para controlar la mayoría en la Cámara de Representantes. Según el diario USA Today, para encontrar una diferencia tan amplia entre ambos partidos hay que remontarse 36 años, cuando los votantes castigaron a los republicanos tras el escándalo Watergate que acabó con la carrera del presidente Richard Nixon.

El blog FiveThirtyEight, que predijo al detalle los resultados en todos los Estados del país durante las presidenciales del 2008, prevé que los republicanos se hagan con 48 de 100 bancas en el Senado, con 233 de las 435 en la Cámara de Representantes y 30 puestos de gobernadores.

«Va a ser un gran día», dijo hoy el líder de los republicanos en la Cámara de Representantes John Boehner, tras votar en Ohio.

Con los datos de los sondeos sobre la mesa y vaticinios triunfalistas para la oposición, los analistas se dedican ya a debatir si el «giro a la derecha» será temporal o permanente.

La última encuesta conjunta del diario Wall Street Journal y la cadena de televisión NBC muestra que el 62 por ciento de los que prevén respaldar a los republicanos describen su voto como una decisión temporal, mientras que otro 28 por ciento asegura estar haciendo un cambio de alianzas políticas a largo plazo.

La previsible pérdida del control del Congreso por parte de los demócratas, que permitió a Obama aprobar una ambiciosa reforma de salud e insuflar miles de millones de dólares para revivir la economía, promete complicar la agenda del presidente. Por este motivo, Obama pidió a un desanimado electorado que no de la espalda a su agenda de cambio.

Pese a que Obama logró rescatar al país del precipicio financiero en que se encontraba cuando asumió la presidencia, el déficit presupuestario, el índice de desempleo y el número de embargos inmobiliarios siguieron aumentando junto al descontento de la gente. Según el sondeo de Gallup, la mayoría de los entrevistados dijeron que hoy votarán para mandarle un mensaje a Obama: el 24% dijo que votará para apoyarlo, el 35% para oponerse y sólo el 37 % dijo que el voto que emitirá no contendrá mensaje alguno.

«No hay ninguna duda de que ésta es una elección difícil», reconoció Obama. Para quien lo vio durante la campaña electoral de 2007 y lo ve ahora, no hay duda de que ya no es el mismo. No solo tiene más canas, sino que además hay mucha más agresividad en sus discursos.

Lejos del tono conciliador que tenía entonces y de sus consignas sobre la necesidad de superar las divisiones ideológicas entre la izquierda y la derecha, el presidente decidió pasar a la ofensiva. Durante esta campaña electoral habló poco y nada sobre el «Tea Party» para no darle más importancia de la que ya tiene. La gran sorpresa de estas elecciones ha sido este movimiento que canalizó el descontento del segmento más conservador de la población con una economía en crisis y un desorbitado gasto del gobierno.

Los ataques de Obama estuvieron dirigidos a la jerarquía del Partido Republicano, a la que acusó de bloquearle todas sus iniciativas y de estar pensando más en sus ambiciones políticas que en los problemas del país.

«Supongo que deben sentirse como gallitos», dijo durante este fin de semana pasado. Y agregó que, pese a los graves desafíos que enfrenta actualmente el país, «el líder de los republicanos en el Congreso (John Boehner) dice que ‘este no es el momento para compromisos’ y el líder de los republicanos en el Senado (Mitch McConnell) dice que su principal trabajo en los próximos dos años es derrotarme en las próximas elecciones».

Obama recordó una y otra vez que fueron las políticas de George W. Bush las que condujeron al borde del colapso. En una entrevista con Univisión fue tan lejos que algunos observadores consideran que se equivocó. «Si los latinos no van a votar, en vez de decir ‘vamos a castigar a nuestro enemigos, y vamos a recompensar a nuestros amigos que nos apoyan en los temas que son importantes para nosotros» entonces pienso que va a ser más difícil», manifestó.

Boehner aprovechó la ocasión para demolerlo: «Señoras y señores tenemos en la Casa Blanca un presidente que dice que los estadounidenses que no están de acuerdo con él son enemigos. Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton y George W. Bush utilizaban la palabra enemigos para los terroristas y los dictadores, los enemigos de país».

Además de votar por legisladores, gobernadores y otros cargos, los estadounidenses serán consultados en las urnas sobre una variedad de temas, como la legalización de la marihuana en California, donde ya es legal su uso medicinal.

Los republicanos adelantaron que tratarán de anular la reforma de salud y el avance en otros temas conflictivos como la reforma migratoria y la aprobación de una amplia ley energética se presume todavía más complicada.

Los republicanos han pronosticado que en las elecciones de hoy habrá un tsunami conservador. Pero los últimos que tienen la palabra son los votantes.

Fuente Clarín/ PorAna Baron

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